Louise Kehoe, una preciosa niña con ahora tres añós, fue diagnosticada, cuando aún estaba en el vientre de su madre, con una malformación congénita del corazón y un trastorno cerebral, el síndrome de Dandy-Walker, potencialmente peligroso para su vida. Tendría pocas posibilidades de sobrevivir fuera del seno materno, afirmaron. Y, si sobrevivía, sería "con una calidad de vida disminuida".
"Lo primero que nos dijo mi ginecólogo fue: ´Vayan a Inglaterra´. Y se ofreció a escribir la carta para facilitar allí la realización del aborto", explica su madre, Jennifer, quien tiene otros cinco hijos. Pero ella y su marido, John, tenían otros planes: "Decidimos que le daríamos a nuestra hija una oportunidad en la vida, por larga o corta que pudiera ser".
Y van ya tres años de una vida dura, pero, a juzgar por el rostro de la niña, muy alegre, y con excelentes perspectivas. Dura, porque a esa corta edad Louise ha sufrido ya tres operaciones de corazón. Pero su desarrollo cognitivo es absolutamente normal, y su expectativa de vida, la de cualquier otro niño: "Larga y normal".
"El aborto estaba tan lejos de nuestros pensamientos que quedamos chocados cuando nos lo propusieron", recuerda Jennifer. "Estoy feliz de haber dicho que no (...) De haber aceptado no habría podido disfrutar de esta adorable pequeñita que con su amor nos ha metido en el bolsillo".
Fuente: Independent
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