El amor no es algo abstracto, se hace real en forma de pequeñas hazañas cotidianas. Son tal vez minúsculas, pero decisivas para mantener encendida la llama de ese amor que nació con vocación de ser para siempre.
La vida en pareja es de esas realidades que, si no crecen, mueren; por eso, su cuidado es esencial... de ello depende nada más y nada menos que nuestra felicidad y la de nuestros hijos. Por eso, vale la pena tener presente estas diez claves:
- Tener objetivos vitales comunes. Al unirnos se inicia un mismo proyecto de vida que no crece si cada cual va por su lado.
- Gozar de momentos juntos. La vorágine cotidiana nos puede llevar a un cierto distanciamiento si no aprovechamos momentos para estar solos, salir a cenar o pasar unos días juntos donde poder dedicarnos el uno al otro.
- Consensuar un estilo educativo. Aunque hayamos recibido educaciones diferentes, hemos de tener muy claro cómo educar a nuestros hijos, ir a una y que no nos vean discutir por ellos.
- Gestionar las relaciones con la familia molecular. La familia nuclear (padres e hijos) está inscrita en una familia molecular (suegros, abuelos, tíos, primos) que puede ser fruto de conflictos si no se toma la distancia pertinente, pero también puede generar grandes beneficios afectivos y de apoyo.
- Respetarse siempre. No hay amor sin respeto. Si falta este pueden saltar las chispas de los celos, evaporarse la equidad, generarse la incomprensión e, incluso, ir naciendo la sombra del maltrato.
- Cuidar las relaciones íntimas. La salud de una relación se decide en la intimidad de la alcoba, la cual nunca ha de ser testigo de dos extraños en la noche; allí el diálogo deber ser trasparente y profundo.
- Administrar el tiempo libre. Muchos problemas de pareja tienen su origen en una mala administración del tiempo libre, el cual puede ser, si no la causa, sí la ocasión para que se produzca un enrarecimiento del ambiente.
- Admirar al otro. La costumbre hace que demos cosas por sabidas o sentidas, que nos cueste soltar un “te quiero” o un “qué guapo/a estás”, por considerarlos redundantes.
- Repartir las tareas domésticas. El reparto equitativo del trabajo es una pieza importante para convertir la casa en un hogar donde todos colaboren en una tarea común.
- Comunicación. Es la clave de toda relación: saber escuchar y hablar con franqueza. Para ello hay que colaborar en la comunicación, es decir, esforzarnos por entender y hacernos entender.
Fuente: Aceprensa
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