Marisa Ferrante esperaba dar a luz a un monstruo según le había advertido su ginecólogo pues a los 4 meses detectó una malformación que no podía describir a la madre de la criatura.
Con energía recomendó a la paciente la necesidad de someterse a un aborto. Lo calificó de imprescindible, porque nacería una niña con numerosas deformidades, si es que el embarazo llegaba a buen puerto porque, el médico, también albergaba sus dudas.
Marisa, mujer católica que esperaba con alegría el alumbramiento de su bebé, se negó a someterse a tal práctica. "Yo quería a toda costa esa criatura (...) No podía aceptar un destino tan cruel y mi tozudez me dio la razón". Y así nació su pequeña Anna: un bebé perfecto,
Esa pequeña, Anna Valle, veinte años después se convertiría en Miss Italia. En 1995 la prensa italiana calificó a la modelo como belleza renacentista por su negra melena y sus rasgos suaves. Sus ojos verdes y su 1,78 son reflejo de aquella «tozudez» de Marisa. La propia Anna, consciente de su historia, al defender su candidatura ante el público en el certamen de Miss Italia, pidió al público que la votara a ella para «darle una alegría a mi madre».
Fuente: HazteOir.org
0 comentarios:
Publicar un comentario