Sandy, de 17 años, estaba aterrorizada, humillada y destrozada por lo que le había sucedido... había sido violada, y además, se había quedado embarazada. Su madre la obligó a abortar, como una forma de resolver "el problema", pero en el último momento decidió no seguir adelante con esta "solución". Tras dar a luz, Sandy abandonó a su hija Mónica en el hospital, pero al poco tiempo fue adoptada y creció totalmente ajena a su pasado turbulento.

Mónica, ahora casada y con tres hijos, se ha convertido en una defensora pública de los niños concebidos por violación, a los que llama pequeños diamantes en bruto. Solía estar en contra del aborto, "excepto en caso de violación", pero conocer a su madre y su verdadera historia le cambió totalmente de parecer, pues "mi vida no se diferencia en nada del resto de vidas, simplemente en la forma en que fui concebida".
"El aborto sólo añade más trauma al problema de la violación y hace que el niño sea víctima también, y, lamentablemente, por las propias manos de la madre". Mónica sostiene que las mujeres que quedan embarazadas por violación deben pensar en la nueva vida que florece dentro de ellas como su propio "diamante en bruto". "Aunque no sea un diamante durante el embarazo, hay que tener paciencia, brillará un poco más adelante (...) Las chicas de hoy en día no se creen lo fuertes que pueden llegar a ser".
Fuente: LifeSiteNews
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