
Con sólo 280 gramos de peso, Madeline se convirtió en 1989 en el bebé más pequeño de la historia, tenía pocas posibilidades de sobrevivir, pero tras varios meses de cuidados, consiguió abandonar el hospital. Y Rumaisa batió todos los récords cuando llegó al mundo en 2004 con sólo 260 gramos de peso, pero a los 142 días de vida, al alcanzar los dos kilos y 300 gramos, los médicos le dieron el alta y pudo irse.
Su historia la cuenta la revista 'Pediatrics' , que ha repasado la evolución de estos dos 'milagros' de la biología: según sus datos, a los tres años de vida, ambas pequeñas presentaban unas capacidades motoras y lingüísticas adecuadas para su edad. De hecho, las dos fueron cumpliendo con todos los parámetros de desarrollo que habitualmente evalúan los pediatras.
Hasta el punto que hoy, 20 años después de su nacimiento, Madeline es una brillante estudiante de Psicología sin ningún tipo de trabas y, Rumaisa, que ahora tiene siete, asiste a clases con niños de su edad. Eso sí, las dos tienen un peso y una altura menor que la media.
Fuente: El Mundo
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